La intimidad que Dios siempre anhelo.

Una de las personas íntimas de Dios era David. Dios mismo lo llamaba un hombre conforme a su corazón. Conocemos a David y la fama lo alcanzó porque ¿cómo una persona de baja estatura, un jóven, podía enfrentar un gigante? Todos conocen que él llegó a ser rey, y todo lo que alcanzó.
Sabemos todos los logros y todos los titulos que tuvo. Pero antes de todo eso, incluso,  cuando todo esto pasó, quién era? Cómo logró tantas cosas? El era un íntimo. El amaba  la presencia de Dios, Su presencia era  indispensable para el, tanto que si no la tenía su vida no tenía sentido.
«Anhelo y hasta desfallezco de deseo por entrar en los atrios del Señor . Con todo mi ser, mi cuerpo y mi alma, gritaré con alegría al Dios viviente. Un solo día en tus atrios, ¡es mejor que mil en cualquier otro lugar! Prefiero ser un portero en la casa de mi Dios que vivir la buena vida en la casa de los perversos. »
Salmos 84:2‭, ‬10
David expresa su necesidad en un salmo (Oh Dios, tú eres mi Dios; de todo corazón te busco. Mi alma tiene sed de ti; todo mi cuerpo te anhela en esta tierra reseca y agotada donde no hay agua. Salmos 63:1) pero la destaca en un contexto de tierra «reseca y agotada donde no hay agua». Él entendía que no tenía vida fuera de Dios. Lejos de Él se sentía una tierra reseca, su vida era un desierto lejos de Dios. (Vuélvete hacia mí y contéstame, ¡oh Señor , mi Dios! Devuélvele el brillo a mis ojos, o moriré. Salmos 13:3)
Pero, qué conlleva ser un intimo?
La intimidad con Dios esta llena de regalos que solo en Él podemos encontrar. Uno de ellos es caminar con seguridad, sin temor, porque sabemos quien nos sostiene. Esto mismo sentía David (Sé que el Señor siempre está conmigo. No seré sacudido, porque él está aquí a mi lado. Con razón mi corazón está contento y yo me alegro; mi cuerpo descansa seguro. Me mostrarás el camino de la vida, me concederás la alegría de tu presencia y el placer de vivir contigo para siempre.
Salmos 16:8‭-‬9‭, ‬11 NTV) Él entendía que un intimo que permanece en la presencia de Dios no va a ser sacudido. Que un intimo no teme, porque tiene un Dios en quien refugiarse, una torre segura en dificultades.
Pero por sobre todos los regalos y sorpresas que la presencia de Dios trae, David entendió lo más importante. Escuchar el corazón de Dios, y poder oír la voz que nos pide a gritos conversar con nosotros. Él anhela intimos, Él anhela personas que decidan estar en el secreto con él. (Mi corazón te ha oído decir: «Ven y conversa conmigo». Y mi corazón responde: «Aquí vengo, Señor ».
Salmos 27:8 NTV)
Hoy el corazón de Dios te susurra: «vení a pasar tiempo conmigo, te extraño.» No esperes más! Corre a Su presencia.

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