El plan único y real..

En Genésis vemos la creación, y como Dios va creando parte por parte al mundo. Y por último, crea al hombre a quien introduce en el jardín del Edén. Creó al hombre a Su imagen y semejanza, Él quería poder charlar, caminar, disfrutar y deleitarse con él, por eso lo hizo a su semejanza, para que puedan disfrutar y deleitarse juntos. (Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó. Génesis 1:27)

En el Edén, Adán y Eva caminaban, escuchaban, hablaban con Dios. (Se puede ver cuando pecan y ellos reconocen la voz de Dios) La característica de esa relación era la cercanía entre el hombre y Dios. Incluso Dios sembró el árbol de la vida y la muerte en ese mismo jardín, porque quería que no fuera una obligación amarlo, sino que así como Él decidía amar al hombre, el hombre decidiera amarlo. (Génesis 2:9)

Cuando Adán y Evan comen de ese fruto lo que provocó fue la ruptura de esto. El diablo insertó el pecado para corromper el diseño de Dios, que era amarnos, vivir y caminar con nosotros. Corrompió la gran familia que planeó Dios, corrompió amigos, corrompió INTÍMOS. El pecado nos hace tener que escondernos de la santidad de Dios. (Y oyeron la voz de Jehová Dios que se paseaba en el huerto, al aire del día; y el hombre y su mujer se escondieron de la presencia de Jehová Dios entre los árboles del huerto. Génesis 3:8) El problema no estaba en salir del Edén, «del tan deseado paraíso y sus privilegios», sino que estábamos fuera del circulo intimo del Padre. Entendemos que a pesar de eso Dios volvió a buscarnos, pero a veces creemos que Dios volvió a traernos «vida eterna» como si eso se tratara solamente de nunca morir, cuando la vida eterna es Él. (Y ésta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado. S.Juan 17:3) Conocerlo a Él es estar viviendo la vida eterna, ese siempre fue su plan estar cerca, poder contarnos sus sueños, que seamos parte. Siempre estuviste en Sus planes, siempre estuviste en Su corazón.

Por eso envía a Jesús, Él se determina a ser el CAMINO de RECONCILIACIÓN con el Padre. (Así que, amados hermanos, podemos entrar con valentía en el Lugar Santísimo del cielo por causa de la sangre de Jesús. Por su muerte, Jesús abrió un nuevo camino —un camino que da vida— a través de la cortina al Lugar Santísimo. Hebreos 10:19‭-‬20 )

Jesús vino a devolver el diseño original, y a ser la muestra viva de que es ser un intimo. Él vino para llevarnos de vuelta al Edén, donde entendemos que somos amigos, y no solo religiosos que van los fines de semana a la iglesia. Donde podemos compartir que pensamos, que anhelamos, y Él puede contarnos a nosotros. Donde estamos tan cerca del corazón y de las palpitaciones de Dios que ya entendemos lo que Su corazón anhela, el lugar donde nos recostamos es su pecho. De eso se trata ser un intimo, de estar profundizados en Dios, y Él en nosotros, al punto de poder escuchar y anhelar lo que Su corazón anhela. La intimidad habla de conocimiento profundo, de cercanía.

Y esto es el comienzo de un camino de regreso a tu origen…

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